War on Fast Fashion: Tratando de salvar el mundo sin ansiedad





Mara Hoffman
RTW Spring 2020

Lo hemos leído antes: la industria del fast fashion produce 1.2 billones de toneladas de CO2 al año y crea entre 92 y 100 millones de toneladas de agua residual, contaminada con peligrosos químicos. 



40 millones de trabajadores producen para la industria en pésimas condiciones. 


De la data que conocemos a la acción hay un gran trecho y esto es más que comprensible. ¿Qué sucede para los entusiastas de la moda que no pueden pagar un vestido de 300$ o una bolsa de 3000$ que "dure toda la vida?" De quién es el derecho de verse bien y no es peligroso que sea un reservado elitista? *Inserte Hunger Games flashbacks aquí* Este es el aporte de Zara y H&M a la sociedad. 

La presión es la misma para todos: mientras nuestras mamás podían repetir outfits para compromisos distintos, nosotros subimos una foto en Instagram y todos tus conocidos ya saben de la existencia de ese vestido. It's doomed. Mientras 1 generación antes, jamás veía el estilo de vida de los Directores Creativos de las grandes casas de moda, hoy es completamente público y común ver lo que usa Olivier Rousteing para el desayuno, el almuerzo y la cena. 

La barra es más alta que nunca para todos y el resultado es este:






Desde la aparición de las redes sociales 
compramos 400% más ropa que antes, 
ropa que dura 50% menos. 






Mara Hoffman
RTW Spring 2020

Ajá pero qué hacemos?

La manera como decidamos vivir y superar los retos de nuestro mundo digital construirá el futuro. Sabemos que este futuro debe ser sustentable o no será... y estamos haciendo todo lo posible. 

Cada vez hay más marcas independientes que ofrecen alternativas sustentables y de altísima calidad por precios "razonables", marcas que debemos apoyar hasta verlas crecer y por qué no? superar a los gigantes del fast fashion en todos los sentidos. Ellos también pueden cambiar, si se lo pedimos. 

Mi camino: 

Pasé de comprarme todo lo que quería a comprarme unas 3 piezas al año y a sentirme mal al respecto. Tuve que llamarme a capítulo y aprender a valorar el motivo detrás de mi decisión por encima de todas las cosas. Era mi decisión y debía sentirme orgullosa de ella, sin ansiedad social. Así pasé a usar más basics y a repetirlos (incluso trabajando en televisión) y a darme ciertos lujos de vez en cuando, sabiendo que había hecho bastante. Tenemos motivos para vivir el estilo de vida que vivimos y es un excelente ejercicio preguntarnos a menudo... ¿cuál es mi motivo en este momento?



Perdamos el miedo a evolucionar.





Un nuevo esquema (más light) de pensamiento: 

1. No juzgues a nadie por repetir un outfit y no dejes de repetir tú, incluso posteándolos en social media. Si algo nos han enseñado desde siempre las bloggers que seguimos es a usar la misma pieza de muchas maneras distintas.

2. Consejo supremo de mamá que ahora valoro más que nunca: revisa la tela antes de comprar, busca calidad y opciones ecológicas como el lino, algodón, el cáñamo, bambú y el poliéster de plástico reciclado.

3. Swap Clubs! me reúno con mis amigas regularmente para intercambiar la ropa que no queremos y ha sido maravilloso. Darle una vida nueva a las piezas de personas y hábitos que conoces es la alternativa para los no-amantes de la ropa vintage.



Para terminar: 

Sabemos que las apariencias son solo eso, pero conocemos muy bien el valor de cómo nos presentamos al mundo. Podemos aprender a sentirnos bien con nosotros mismos desde conceptos distintos como la paz interior, el intelecto y nuestra definición propia de éxito... y también reinventar nuestra vestimenta tanto como lo necesitemos. Todos merecemos tener prioridades propias y buscar nuestra manera sustentable de hacerlas realidad. Incluso y muy especialmente si trabajamos en moda o en cualquier gremio que está listo para ser transformado. No es sencillo... pero vale tanto la pena. 




                 Solange Romero